Las bailarinas tenemos que bailar en diferentes momentos y eventos.
En sitios más o menos lujosos.
En escenarios con más o menos espacio.
Con público de distintas edades y con distintas motivaciones, que les lleva a ver nuestra danza.
Yo soy de las bailarinas que les gusta hacer participar al público y si se animan, les invito a bailar conmigo. No tengo ningún reparo en eso. Pues esta danza es para compartir. Tiene que ser un diálogo. No un monólogo.
Claro está, que esto no siempre se puede hacer. Es imposible si dónde bailas es en un escenario de un teatro o similar, porque lo que estás haciendo en ese momento es sólo para contemplar...pero el público tiene que saber de alguna manera (mediante un guiño, una mueca...) que él también tiene un papel importante. Al fin y al cabo, estás bailando para él! (diálogo no monólogo).
Pero si da la casualidad de que tengo que bailar en una fiesta o evento cultural, me gusta interactuar con el público. Sobretodo, si hay niños!!.
Los niños son los mejores espectadores que he visto!. Se entregan a la música y al baile con gran pasión!. Quizás sea por los trajes que solemos utilizar, que les recuerda a los de las princesas árabes de los cuentos. Más de una ocasión me preguntaron si solía tomar el té con la princesa Jasmine!.
Bailando con una niña en Turycom 2004
Recuerdo en una ocasión que estaba bailando en el Restaurante Al-Jaima, cómo un niño de poco más de un año, miraba embobado los destellos que iban formando los abalorios de mi falda. No pude por más que sonreirle y tocarle, pues me hacía mucha gracia verlo con la boquita abierta. A su lado estaban sus padres, con su hermana unos años mayor que él. No niego que me hizo ilusión ver a una familia pasar una noche en el Restaurante viéndome bailar. Fue muy gratificante.
También guardo un buenísimo recuerdo de una niña. Se llama Aisha y es de origen árabe. Acudía a su cita conmigo todas las noches . Su padre me comentaba que cuando llegaba el sábado no hacía más que preguntarle "si la iba a llevar a ver a la bailarina". Pero a la hora de la verdad era muy tímida. Tan sólo pude intercambiar un par de palabras con ella, así que me dedicaba a abrazarla y darle besos.
Cuando bailaba me seguía por todo el Restaurante, quitándome las sillas o las cosas que me pudiesen molestar y en el momento que utilizaba el velo, acurrucada en una esquina, extendia su manita con la palma hacia arriba para que el velo la rozase..sin palabras. Esto creo más de una anécdota, pues mucha de las personas que me iban a ver pensaban que era mi hija.
Con la adorable Aisha (Restaurante Al Jaime años 2004-2005)
Otros niños ya se parecían más a Shin Shan...no se contentaban con seguirme mientras bailaba, sino que se atrevían a tocar mi cu-cu (queriendo coger los flequitos de los fajines) o la cara, si en ese momento estaba haciendo un trabajo de suelo. Los padres y Antonio se las veían y se las deseaban para contener a esos pequeños expontáneos.
Así que si tenéis la oportunidad de bailar con niños, no la desaprovechéis!
En sitios más o menos lujosos.
En escenarios con más o menos espacio.
Con público de distintas edades y con distintas motivaciones, que les lleva a ver nuestra danza.
Yo soy de las bailarinas que les gusta hacer participar al público y si se animan, les invito a bailar conmigo. No tengo ningún reparo en eso. Pues esta danza es para compartir. Tiene que ser un diálogo. No un monólogo.
Claro está, que esto no siempre se puede hacer. Es imposible si dónde bailas es en un escenario de un teatro o similar, porque lo que estás haciendo en ese momento es sólo para contemplar...pero el público tiene que saber de alguna manera (mediante un guiño, una mueca...) que él también tiene un papel importante. Al fin y al cabo, estás bailando para él! (diálogo no monólogo).
Pero si da la casualidad de que tengo que bailar en una fiesta o evento cultural, me gusta interactuar con el público. Sobretodo, si hay niños!!.
Los niños son los mejores espectadores que he visto!. Se entregan a la música y al baile con gran pasión!. Quizás sea por los trajes que solemos utilizar, que les recuerda a los de las princesas árabes de los cuentos. Más de una ocasión me preguntaron si solía tomar el té con la princesa Jasmine!.
Bailando con una niña en Turycom 2004Recuerdo en una ocasión que estaba bailando en el Restaurante Al-Jaima, cómo un niño de poco más de un año, miraba embobado los destellos que iban formando los abalorios de mi falda. No pude por más que sonreirle y tocarle, pues me hacía mucha gracia verlo con la boquita abierta. A su lado estaban sus padres, con su hermana unos años mayor que él. No niego que me hizo ilusión ver a una familia pasar una noche en el Restaurante viéndome bailar. Fue muy gratificante.
También guardo un buenísimo recuerdo de una niña. Se llama Aisha y es de origen árabe. Acudía a su cita conmigo todas las noches . Su padre me comentaba que cuando llegaba el sábado no hacía más que preguntarle "si la iba a llevar a ver a la bailarina". Pero a la hora de la verdad era muy tímida. Tan sólo pude intercambiar un par de palabras con ella, así que me dedicaba a abrazarla y darle besos.
Cuando bailaba me seguía por todo el Restaurante, quitándome las sillas o las cosas que me pudiesen molestar y en el momento que utilizaba el velo, acurrucada en una esquina, extendia su manita con la palma hacia arriba para que el velo la rozase..sin palabras. Esto creo más de una anécdota, pues mucha de las personas que me iban a ver pensaban que era mi hija.
Con la adorable Aisha (Restaurante Al Jaime años 2004-2005)Otros niños ya se parecían más a Shin Shan...no se contentaban con seguirme mientras bailaba, sino que se atrevían a tocar mi cu-cu (queriendo coger los flequitos de los fajines) o la cara, si en ese momento estaba haciendo un trabajo de suelo. Los padres y Antonio se las veían y se las deseaban para contener a esos pequeños expontáneos.
Así que si tenéis la oportunidad de bailar con niños, no la desaprovechéis!
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