Nuestra habitación, en realidad era una suite. Las ventanas daban a la calle y al estar rodeadas de mezquitas, la llamada a la oración se oía por partida múltiple. No nos molestaba mucho, porque con nuestras ganas de vivir El Cairo, en la habitación parabamos poco.
Ya sola (Olga se había ido a primera hora de la mañana) y antes de irme, le hice estas fotos para tener un recuerdo.
Después y ayudada por uno de los empleados, ya que no podía yo sola con la maletas... me encaminé hasta la parada de taxis, dónde me encontraría con Fé y su marido para pasar mis ultimas horas en Egipto.
Mi cama es la de la colcha rosa. Tanto el colchón como las almohadas eran muy duras, pero se dormía bien.
Otra vista de la habitación (con maletas incluidas). Disponíamos de una nevera y de una televisión.
La zona del salón.
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